lunes 10 de marzo de 2008
Esther en el Recuerdo [por Ruben Dominguez]
Como hacer para hablar de las cosas de ayer
De tejer las palabras y contar tu verdad
Sin tocar ni ofender tu sublime humildad
Ni sonrojes la cara al oír mi cantar.
Oh! Mujer que acunaste tu primera ilusión
Al arrullo de selva, de obraje y sudor
Compañera del Hombre, del quebracho y la flor
Luchadora incansable por la vida y el pan...
*ESTHER…Esther…Ko’êtî ko oguahêma epu’â ejatapy
Ha upéi…ha upéi…Pohâry opupuvo jakay’u oñondive.
*“Nei karai…apu’âma ko cheEitykua ka’ay…ha upéi tajapo
Typyratygui ne rambosarâ,Pirón ha cecina, nde guapo haguâ.”
Era un día en la casa cuando has visto llegar
Los soldados armados presagiando algún mal:
(Don Lorenzo roju, roheka…roipokua,
Subversivo…contrera…así aprenderá)
.ESTHER…Esther…Hake oúma ne ménape ha’ekuera oheka
Ndaje…aipo…Oñe’êko oikovo omba’apo reíha.
“Mârâiko peju, tembiguairô peiko
Po karê ha ijapuva pe nembou
Pe ty’ai rykuerere iporâ jahecha
Ko tetâ opu’ârô ha imondava topa”.
Norte sufre y soporta la humillante invasión
Al obrero le expolian su propia ilusión
Los ideales a un lado, postergados están
Que algún día en sus hijos volverán a brotar.
Nunca fue una deshonra trabajar por el pan
Así fue que volviste a tu pueblo natal
Con Lorenzo, tus hijos y la cruel realidad
De buscar alimento sin tener que robar.
*ESTHER…Esther…Ko’êtî oguahêma epu’â ejatapy
Che’ ave…che’ ave…Avati amongu’íta ha upéi jakay’u.
*Ñandejara tuicha, ojopy ndojuguýi
Mitânguéra jurupe hi’upy ndofaltái
Chipa ha he’êvare rejeheka
Ñemoti mondakuere, nde ndereikuaái.
Ipahápe ne mena hasykue omano,
Chakore mbarete, chugui oiko tesarái
Ohokuévo ohendúva nde jurugui ipaha
Paraguái reraitépe che aguyje eraha!
ESCUCHA ESTA CANCION ONLINE!
Autor y compositor: Rubén Domínguez Alvarenga)Neuchâtel-Suiza 1-02-2008
(Esta historia hecha canción, esta dedicada a doña Esther Alvarenga Vda. de Lorenzo Domínguez Morales, combatiente en la guerra del Chaco. Fue compañera en la dura vida de los obrajes de las compañías tanineras Carlos Casado, Pinasco, Sastre, Puerto Rosario, etc., donde a Lorenzo le cupo trabajar, a pesar de todas las injusticias sufridas.Doña Esther, tiene en la actualidad 75 años, vive en el barrio Tacumbu-Asunción, es originaria de Villa del Rosario - Departamento de San Pedro - Paraguay. Teniendo 15 años se caso con Lorenzo, cuando éste tenía 35, les nacieron cuatro hijos: Víctor-Hugo, Damiana, Miguel-Ángel y Rubén Domínguez Alvarenga
viernes, 1 de agosto de 2008
Recital a favor de niños indigenas y no indígenas de Puerto Casado
Rubén Domínguez, cantautor paraguayo, ofrece recital mañana(Fuente Diario La Nación-del 23 de julio-2008, Asunción-Paraguay)
Un recital a beneficio de los niños y niñas, indígenas y no indígenas, de Puerto Casado se realizará en la noche de mañana en el local de Autores Paraguayos Asociados (APA). Rubén Domínguez, cantautor paraguayo residente en Suiza, brindará su talento, junto a los artistas invitados Daniel Larrea, Myrian Beatriz y Juan Diego Duarte.
El evento arrancará a las 20.30 horas. La sede de APA está ubicada en Chile e/ Piribebuy y Humaitá. El recital se denomina “Por la dignidad de Puerto Casado, en la semana de la Amistad. Un homenaje de corazón”. Las entradas costarán 15.000 guaraníes. Lo recaudado será destinado a los niños y niñas de Puerto Casado, distrito ubicado en Alto Paraguay. Domínguez nació en Puerto Casado (Chaco Paraguayo) el 18 de enero de 1957. Es un cantautor de dilatada trayectoria artística; reside en Neuchatel, Suiza; y nunca estuvo desvinculado del suelo patrio, es un permanente trabajador de la cultura Paraguaya, escribe y compone melodías de hondo contenido social. Varias organizaciones sociales, tanto de trabajadores rurales urbanos como urbanos apoyan el recital.
Un recital a beneficio de los niños y niñas, indígenas y no indígenas, de Puerto Casado se realizará en la noche de mañana en el local de Autores Paraguayos Asociados (APA). Rubén Domínguez, cantautor paraguayo residente en Suiza, brindará su talento, junto a los artistas invitados Daniel Larrea, Myrian Beatriz y Juan Diego Duarte.
El evento arrancará a las 20.30 horas. La sede de APA está ubicada en Chile e/ Piribebuy y Humaitá. El recital se denomina “Por la dignidad de Puerto Casado, en la semana de la Amistad. Un homenaje de corazón”. Las entradas costarán 15.000 guaraníes. Lo recaudado será destinado a los niños y niñas de Puerto Casado, distrito ubicado en Alto Paraguay. Domínguez nació en Puerto Casado (Chaco Paraguayo) el 18 de enero de 1957. Es un cantautor de dilatada trayectoria artística; reside en Neuchatel, Suiza; y nunca estuvo desvinculado del suelo patrio, es un permanente trabajador de la cultura Paraguaya, escribe y compone melodías de hondo contenido social. Varias organizaciones sociales, tanto de trabajadores rurales urbanos como urbanos apoyan el recital.
A 143 años de la firma del Tratado Secreto de la Triple Alianza
A 143 años de la firma del Tratado Secreto de la Triple Alianza
El 1 de mayo del corriente año, se ha cumplido un aniversario más de la firma del Tratado Secreto de la Triple Alianza, suscrito por los representantes de Argentina, Brasil y Uruguay, contra la República del Paraguay. Resulta importante continuar analizando el mismo, efectuando algunas nuevas consideraciones al respecto. En efecto, para determinar sus causas remotas, haciendo una mirada retrospectiva en el tiempo, forzoso es remitirnos a los acontecimientos políticos surgidos en nuestro país, después de la Revolución Libertadora del 14 y 15 de mayo de 1811, que nos liberó del yugo español.
Así, resulta importante destacar un evento cumplido antes de la declaración de guerra, como fue la mediación del Mariscal Francisco Solano López en la consecución de la paz argentina, a través del Pacto de San José de Flores, del 10 de noviembre de 1859, donde una declaración de neutralidad debía imponerse, antes que buscar la unión de la Confederación Argentina, desde el punto de vista geopolítico. El otro hecho gravitante que no surtió efecto alguno para el fin propuesto, fue la entrevista de Yataity Corá, que el Mariscal López buscó con Mitre el 12 de setiembre de 1866, al frente de sus avanzadas. Actualmente es un hecho consumado, que las bases de ese inicuo Tratado, que viola los principios más elementales del Derecho de Gente, ya era discutido años antes en el interior de la República Oriental del Uruguay, en el lugar llamado Puntas del Rosario, donde se encontraban reunidos para discutir la situación de la Banda Oriental, los delegados Saraiva, del Brasil; Rufino de Elizalde, de Argentina; Venancio Flores, de Uruguay, y el propio representante diplomático de Inglaterra, el cónsul Edward Thornton. (Genocidio Americano de Julio José Chiavenato Editorial Carlos Schauman, abril de 1989, página 118).Esta reunión culminó el 1 de mayo de 1865 en la ciudad de Buenos Aires, donde firmaron el detestable instrumento Octaviano D’Almeida Rosa, por Brasil; Rufino de Elizalde, por Argentina, y el entonces canciller uruguayo, Carlos de Castro, quienes concibieron una alianza secreta contra el Paraguay, cuyo art. 18 estipulaba que el mismo “quedará secreto hasta que el objeto principal de la Alianza se haya cumplido”. El Tratado era secreto, pero la vergüenza era pública, decían los mismos argentinos, luego que el Parlamento Inglés publicara el mismo, tras una infidencia sobre su contenido, cometida por el canciller uruguayo Carlos de Castro. Este instrumento, en su aplicación, después de terminada la guerra, fue violado en forma artera por los mismos signatarios. El Tratado expresaba, al decir del Dr. Hipólito Sánchez Quell, en su obra La Diplomacia Paraguaya de Mayo a Cerro Corá, pág. 271, de la 6ª. Edición, “Que la guerra fue hecha contra el gobierno actual y no contra el pueblo del Paraguay. Los Aliados se comprometían –dice en forma despectiva este autor– a respetar la independencia del Paraguay”. Además sostenía que “Los Aliados garantizan la integridad territorial del Paraguay”. (art. 8º. del Tratado). “Este era el rótulo candoroso que cubría el abominable documento –agregaba–. ”Pero viene el reverso donde aparece al desnudo la triple infamia –sigue diciendo el historiador compatriota, en el libro arriba citado, para agregar después que “El Paraguay –no el Mariscal López– tendrá que pagar 100 millones de pesos fuertes por los gastos y perjuicios de la guerra . Los Aliados –respetando la independencia del Paraguay –agrega– se encargan de darle un gobierno, de reglamentarle la navegación de sus ríos, de arrancarle sus fortificaciones, sus armamentos, sus parques, sus buques de guerra. Los Aliados se encargan –sin ejercer ningún protectorado– de garantizarle su independencia. Y garantizándole su integridad territorial –prosigue– Brasil le arrancará su territorio desde el río Ygurey hasta el río Ygatimí y desde el río Blanco hasta el río Apa. Y, Argentina le arrancará desde la Sierra Grande de las Misiones hasta el río Paraná y todo el Chaco, desde el río Bermejo hasta la Bahía Negra”. Precisando mejor estos despojos consumados por los aliados de la Triple Traición, el mismo autor en el libro arriba citado, al hablar de la MUTILACIÓN CONSUMADA, en la página 279, denuncia que “Aplastado el Paraguay, los Aliados se dispusieron a imponerle los arbitrarios límites preestablecidos en el Tratado Secreto...”. Así, Brasil firmó con Paraguay, en 1872, el Tratado Loizaga–Cotegipe, por el que en vez de arrancarnos desde el Ygurey hasta el Ygatimí, se les fue la mano y nos arrancó hasta la Cordillera del Mbaracayú. Esto, sin perjuicio de arrancarnos por el Norte desde el río Blanco hasta el río Apa. En total, 62.325 kilómetros cuadrados”. Por otro lado, Argentina “por el Tratado Machaín–Irigoyen de 1876 –prosigue– nos arrancó la parte del Chaco que va desde el río Bermejo hasta el Río Pilcomayo. O sea, 75.110 kilómetros cuadrados. El 3 de febrero de 1876, fueron firmados con la República Argentina los Tratados de Paz, de Límites, de Comercio y de Policía Fluvial. El art. 4º. del citado Tratado de paz disponía que “El brazo principal del Pilcomayo y Bahía Negra se considerará dividido en dos secciones, siendo la primera comprendida entre Bahía Negra y el Río Verde que se hallan entre los 23º. 10 m de latitud Sur, según el mapa de Mouchez; y la segunda comprendida entre el mismo río Verde y el brazo principal del Pilcomayo, incluyéndose en esta sección la Villa Occidental. El Gobierno argentino renuncia definitivamente a toda pretensión o derechos sobre la primera sección. La propiedad o derecho del territorio sobre la segunda sección, incluso la Villa Occidental, será sometida a la decisión de un fallo arbitral”. El art. 5º, de este Tratado resolvió que “Las Altas Partes contratantes eligieron como árbitro para resolver el dominio de la segunda sección al presidente de los Estados Unidos de América, el Sr. Rutherford B. Hayes. El 12 de noviembre de 1878 fue dictado el histórico fallo arbitral por el Presidente de los Estados Unidos, que decidió entre otras cosas “que habiendo tomado en debida consideración, las referidas exposiciones y documentos, vengo a decir por la presente que la expresada República del Paraguay tiene legal y justo título a dicho territorio, situados entre los Ríos Pilcomayo y Verde, así como a la Villa Occidental comprendida dentro de él; en consecuencia, vengo a adjudicar por la presente a la expresada República del Paraguay el territorio situado sobre la orilla occidental del río de dicho nombre, entre el río Verde y el brazo principal del Pilcomayo, incluso la Villa Occidental”. (Antonio Salum Flecha: Historia Diplomática del Paraguay. Editora Intercontinental, pág. 91 y sgtes). Volviendo al Tratado Secreto de la Triple Alianza, éste tenía previsto varias disposiciones que riñen con el derecho de gentes, como el art. 7º. que disponía: “No siendo la guerra contra el pueblo del Paraguay, sino contra su Gobierno, los Aliados podrán admitir en la Legión Paraguaya, todos los ciudadanos de esa nacionalidad que quieran concurrir a derrocar dicho Gobierno, y les prestarán todos los elementos que necesitaren, en la forma y bajo las condiciones que se acordaran”. Esta atentatoria cláusula consagrada contra toda civilización humana fue puesta en práctica y cumplida al pie de la letra por el general Uruguayo Venancio Flores, único responsable de la precipitación de las hostilidades en el Río de la Plata, al ayudar al Brasil a invadir su propio territorio. Venancio Flores, quien comandaba los ejércitos Aliados en Uruguayana, ordenó el fusilamiento de casi todos los prisioneros. Un corresponsal del diario inglés Evening Star de Londres, quien poco después de la rendición de Uruguayana, recorrió el campo de batalla escribía para su diario: “Era un espectáculo horrible, mil cuatrocientos paraguayos yacían en el campo de batalla sin haber recibido sepultura; los más de ellos tenían las manos atadas y la cabeza destroncada. Los prisioneros después de desarmados habían sido degollados y abandonados en el campo de batalla”. (J. A. Cova, Solano López y la Epopeya del Paraguay, página 140). Asimismo, “después de Uruguayana, adoptó un nuevo sistema de guerra: incorporó a sus filas a los prisioneros paraguayos, obligándolos a combatir contra su propia patria. Un hecho verdaderamente sin precedentes en las guerras internacionales. Fue el propio Flores quien comunicaba este hecho al general Mitre: Los Batallones Orientales –decíale– han sufrido grandes bajas, y estoy resuelto a reemplazarlos con prisioneros paraguayos...”. Y, desde Uruguayana, el mismo Mitre escribió al vicepresidente de Argentina, Marcos Paz, que “el general Flores ha adoptado como sistema incorporar a sus filas todos los prisioneros, y después de recargar su batallón con ellos, ha organizado uno nuevo de 500 plazas, con puros paraguayos...”. (Obra arriba citada, página 141). Pero, éste déspota, traidor a la causa americanista, degollador de prisioneros paraguayos, pronto pagó caro con su vida todos los desmanes cometidos en la Batalla de Uruguayana. En efecto, fue asesinado en las calles de Montevideo por sus propios compatriotas. Así, el 19 de febrero de 1868, después de pasar días turbulentos y de intenso drama familiar, ”fue objeto de un intenso tiroteo por un grupo de siete u ocho personas emponchadas y de rostros casi cubiertos por grandes sombreros”. Luego fue acuchillado en el carruaje en que viajaba . Flores cayó sobre la vereda, y murió en brazos de un sacerdote francés de nombre Subervielle, que pasaba accidentalmente por la calle Mercedes. El cadáver, según el certificado médico, presentaba en total ocho heridas en la cabeza, en el tórax, en la región bronquio external, en el cuello y en la región cervical”. (Venancio Flores, Caudillo Trágico, de Washington Lockhart, Colección Historia Uruguaya. Los Hombres, página 98, Ediciones La República de la Banda Oriental). EL PACTO DE SAN JOSE DE FLORES La República Argentina, el último país entre los aliados que reconoció nuestra independencia, debía gratitud al Mariscal Francisco Solano López, y en particular el general Bartolomé Mitre que fue el beneficiado personal con la actuación del mediador paraguayo, por haber sido el factor de la unidad nacional de la Confederación Argentina y pacificador de la misma. Porque, en esta labor, el Mariscal desarrolló un excelente e inteligente trabajo de mediación entre Mitre y Urquiza. En esa época la Argentina se encontraba dividida. Por una parte, Buenos Aires, con el general Mitre como caudillo. De la otra, el general Urquiza, líder de la Confederación, fijando la ciudad de Paraná como capital provisional. Corría el año 1859 y el Paraguay constituía una de las naciones más prósperas y adelantadas de esta parte del continente. La anarquía reinante en la República Argentina estaba en su punto culminante. El general Urquiza resolvió ponerse en campaña al frente de un poderoso ejército y marchó sobre Buenos aires, provincia que desde siete años atrás se encontraba en rebeldía. Así, al primer ataque del ejército de Urquiza, Mitre fue derrotado con su ejercito porteño en la Batalla de Cepeda, de la que escapó al galope y llegó nuevamente a Buenos Aires. Los políticos porteños cambiaron repentinamente de actitud y se mostraron dispuestos a tratar con los representantes de Urquiza, mediante la gestión del Mariscal López. (Política Exterior del Paraguay, Antonio Salum Flecha. Editora Intercontinental, año 2006, páginas 154 y sgtes.) Así fue cómo Solano López, después de vencer innúmeras dificultades y obstáculos de toda clase, logró hacer firmar entre los beligerantes EL PACTO DE SAN JOSE DE FLORES, en 1859, “por el que Buenos Aires se declaraba parte integrante de la Confederación Argentina”. En señal de agradecimiento, se le ofrendó un álbum con autógrafos con las firmas de los más prominentes ciudadanos argentinos. El mismo llevaba una dedicatoria. Abría las hermosas páginas de dicho álbum, la firma del general don Bartolomé Mitre”. (Libro arriba citado, páginas 111 y sgtes.). Sobre este pacto, compartimos la idea de don Juan E. O´Leary, cuando sostenía que “...en tal ocasión, el Paraguay pudo y quizás debió aprovechar la anarquía argentina para asegurar su porvenir, porque Buenos Aires representaba una amenaza permanente para su existencia, por lo que su preponderancia posible no podía ser mirada con indiferencia por el Paraguay. Y, en rigor, la misma Confederación no era una garantía para nuestro porvenir, y no debía interesarnos la solución de sus problemas políticos de índole nacional, ni la unificación y constitución definitiva que perseguía. Por tanto, su política exterior debió ser de absoluta neutralidad, más aún, de abstención completa, en la querella de los argentinos, cuyo debilitamiento nos convenía”. (obra arriba citada, página 112). LA ENTREVISTA DE YATAITY CORA. INGRATITUD DE MITRE El 11 de setiembre de 1866, el Mariscal López solicitó al general Mitre una entrevista personal en sus respectivas líneas. El mismo día, Mitre respondió al Mariscal, concediendo la entrevista propuesta, para el 12 de setiembre del mismo año, a las 9 de la mañana, al frente de sus respectivas avanzadas, en el paso de Yataity Corá. El mariscal López había solicitado esa Conferencia para hallar la fórmula de una paz negociada, decorosa y digna para su país. Todavía había tiempo para rectificar el error de la guerra. Si, en efecto, se sentía culpable, buscó a tiempo las fórmulas de una conciliación. El Mariscal López –dice el general Francisco Isidoro Resquín, en el libro del Dr. Hipólito Sánchez Quell La Diplomacia Paraguaya de Mayo a Cerro Corá, página 275, año 1981– manifestó que se hallaba resuelto a renunciar a la Presidencia del Gobierno del Paraguay, saliendo del país, como garantía de paz, a cambio de que ellos renunciasen al Tratado Secreto de la Triple Alianza. Agrega que mientras Mitre aceptó la primera proposición, negándose a la anulación del mencionado Tratado”. No era la presencia física de López en el Gobierno, decía José María Rosa, el inconveniente para la paz. El Mariscal había ido en Yataity Corá con su renuncia en el bolsillo. No quería ser un obstáculo para el fin de la tragedia. Pero, eso sí, exigía como única condición, que el inicuo Tratado de la Triple alianza no se cumpliere, y que el Paraguay no se encontrase dividido entre sus vencedores. CAUSAS REMOTAS DE LA GUERRAComo Afirma el Dr. Hipólito Sánchez Quell, en su libro arriba citado, página 11 y sgtes. “El hecho más trascendental de la historia paraguaya es la Revolución de la Independencia, iniciada en la noche del 14 de mayo de 1811, con el pronunciamiento del capitán Pedro Juan Caballero y ardorosamente apoyada en el amanecer del 15, por la masa popular. Con ella, púsose fin a la dominación española en el Paraguay. No obstante, el Gobierno constituido a partir de ese suceso fue de transacción y de transición. En efecto, lo integraban nativos y peninsulares, y su mandato era precario, pues un Congreso General organizaría el Gobierno definitivo”. El Bando lanzado por el Gobierno provisorio el 12 de mayo –a dos días escasos de la Revolución– despejó ya, sin embargo, la atmósfera política al declarar que el Movimiento no tenía por objeto “Entregar o dejar esta Provincia al mando, autoridad o disposición de la de Buenos aires, ni de otra y mucho menos el sujetarla a ninguna potencia extraña”. Esto denunciaba ya su orientación francamente nacionalista. Con la remoción absoluta de Velazco, producida el 9 de junio, como resultado de su convivencia con los portugueses para retomar el poder, quedaba consumada la etapa inicial de la gesta revolucionaria”. En consecuencia, el Gobierno provisorio convocó a un Congreso General que se reunió el 17 de junio de 1811. Asistieron como congresales los principales vecinos de Asunción y diputados de las villas y poblaciones del interior. En la ocasión se creó la Junta Superior Gubernativa, surgiendo de ese modo el primer Gobierno Nacional. Dicha Junta quedó constituida por: Presidente: teniente coronel Fulgencio Yegros. Vocales: Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia, capitán Pedro Juan Caballero, presbítero Dr. Francisco Javier Bogarín y don Fernando de la Mora. De este modo, tenemos que quierase o no, el teniente coronel Fulgencio Yegros, fue el Primer Presidente que tuvo la República del Paraguay. La Junta así integrada, como una de sus primeras medidas de gobierno, resolvió enviar a la Junta de Buenos Aires, presidida por el coronel Cornelio Saavedra, la histórica Nota del 20 de junio de 1811. Esta nota era de trascendental importancia porque señalaba ya el derrotero que seguiría en adelante el Paraguay, en sus relaciones con las provincias que habían integrado el extinguido Virreinato del Río de la Plata. La diplomacia de la revolución se apoyaba en la firme resolución de conservar la independencia. Uno de los párrafos de la citada Nota, en forma categórica, expresaba, que “Se engañaría cualquiera que llegase a imaginar que su intención había sido entregarse al arbitrio ajeno, y hacer dependiente su suerte de otra voluntad. En tal caso, nada más habría adelantado, ni reportado otro fruto de su sacrificio, que el cambiar una cadena de otra y mudar de amos”. (obra arriba citada, página 14). Además, con el objeto de perpetuar el recuerdo de la gloriosa Revolución de Mayo, la Junta del Paraguay estableció, por decreto del 22 de abril de 1811, “que el 15 de mayo es día de nuestra nativa libertad, y los festejos sean de tabla y gala, ahora y siempre. (ídem libro mencionado, página 23). Luego fue convocado un nuevo Congreso General, llevado a cabo el 12 de octubre de 1813, reunido en el Convento de la Merced y presidido por el capitán Pedro Juan Caballero, cuyas importantes resoluciones de carácter político fueron la Proclamación definitiva de la Independencia Nacional, el cambio de nombre de “Provincia del Paraguay” por el de “República del Paraguay”. Al mismo tiempo se adoptó la bandera y los escudos nacionales, la ruptura de la Alianza con Buenos Aires y la creación de una nueva forma de Gobierno: el Consulado. Fueron designados Cónsules el teniente coronel Fulgencio Yegros y el Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia. El primer objetivo de las funciones de los Cónsules fueron la conservación, la seguridad y la defensa de la República, es decir, la preservación de la independencia nacional. En el ámbito internacional, el Consulado debió encarar un tema bastante delicado. Pues el general José Gervasio Artigas, patriota uruguayo, había pedido la colaboración del Paraguay, para proseguir su lucha contra Buenos Aires, idea que tenía ambiente entre los paraguayos. El sueño del patriarca oriental era constituir una federación formada por el Paraguay, Misiones, Corrientes, Entre Ríos y Uruguay, y aún Río Grande Do Sul, para combatir a los portugueses por un lado, y a los porteños por el otro. La Junta contestó a Artigas en julio de 1813, en forma cortés que desechaba el proyecto artiguista de Federación. Estos errores geopolíticos de nuestros primeros gobernantes, que de aceptar la Federación artiguista, hubieran deparado múltiples ventajas y beneficios a nuestro naciente país, porque como dice el Dr. Sánchez Quell, en su obra arriba citada en la página 36, que “en cuanto a la Federación propuesta por Artigas, no hubiera sido imposible realizarla, pues en esos momentos iniciales, no todas las nacionalidades estaban bien estructuradas, ni tenían sus fronteras bien definidas. Por otra parte, el proyecto ofrecía sin duda, de que el Paraguay se convierta de nuevo en país con costa marítima. Pero los hombres de mayo guiado quizás por el amor a la paz, prefirieron desecharlo, porque al tratar de llevarlo a la práctica habría acarreado necesariamente la guerra con Buenos Aires”. El 1º. de octubre de 1814, bajo la presidencia del Dr. Francia, en el Convento de San Francisco, se reunió el Tercer Congreso Nacional. En este Congreso, los representantes resolvieron designar a Francia con el título de “Dictador Supremo de la República del Paraguay”, por el término de 5 años. El 1º. de junio de 1816, se reunió en la Catedral de Asunción, el Cuarto Congreso General, con la presencia de 150 diputados, cuya única finalidad fue la proclamación del Dr. Francia, con el título de Dictador Perpetuo de la República del Paraguay. Después del fallecimiento del Dr. Francia, ocurrido en 1840, se reunió el Congreso General el 12 de marzo de 1841, ocasión en que se restableció como forma de Gobierno el Consulado, integrado por don Carlos Antonio López y Mariano Roque Alonso, adoptándose como prioridad del Consulado la independencia y seguridad de la República. Desde su advenimiento al poder, don Carlos Antonio López reanudó la vida de relación en el concierto de las naciones libres del mundo, contra el espíritu francista de aislar al país, tanto en lo económico como en lo cultural”. Por el Congreso General Extraordinario, del 25 de noviembre de 1842, se ratificó la independencia de la República del Paraguay “...tanto de la metrópoli española para siempre y también del mismo modo se separó de hecho de todo poder extranjero, queriendo desde entonces con voto uniforme pertenecer a sí misma...”, declarando en el art. 1º. que “La República del Paraguay es para siempre de hecho y de derecho una nación libre e independiente de todo poder extraño”. Asimismo, este Congreso ratificó los colores de la bandera nacional y el escudo, en la forma habitual preestablecida. Posteriormente, por el Congreso General del 13 de marzo de 1844, se aprobó la nueva Constitución y don Carlos Antonio López fue proclamado Presidente de la República del Paraguay, en virtud de la llamada “Ley que Establece la Administración Política de la República del Paraguay”. Aquí, por primera vez en nuestro país fue decretada la división de los tres poderes del Estado. (ídem obra, página 105 y sgtes). Así, estando por llegar a término, el primer decenio presidencial de don Carlos Antonio López, se dispuso la convocatoria de un nuevo Congreso Nacional, cuyas deliberaciones comenzaron el 14 de marzo de 1854. En la ocasión el Presidente López, dio a conocer su mensaje, que fue considerado el documento más notable de cuantos salieron de su pluma en el transcurso de su actuación política. (libro arriba citado, páginas 133-138). Durante la tercera presidencia de don Carlos Antonio López un Congreso, reunido en noviembre de 1865, aprobó algunas reformas a la Constitución de 1844. En consecuencia, podemos concluir que, de los distintos Congresos Nacionales reunidos desde 1811 y de los demás convocados, el objetivo principal de los mismos, entre las prioridades señaladas se encontraba en primer lugar la preservación y el reconocimiento de la Independencia nacional, que los distintos gobiernos de la Argentina fueron reacios en reconocerla, y por el contrario, han tratado siempre de anexar a Paraguay so pretexto de la reconstrucción el antiguo Virreinato del Río de la Plata , en cuyo caso el Paraguay pasaría a depender nuevamente de la Junta de Buenos Aires, y en menor intensidad por el Imperio del Brasil. Estos nunca consiguieron torcer el derrotero nacionalista de la Revolución de Mayo. Por eso creemos, con el Dr. Hipólito Sánchez Quell, que en su libro tantas veces citados en este comentario, sostenía que “podemos afirmar categóricamente que el Mariscal Francisco Solano López defendió con su vida los siguientes principios: a) El Socialismo de Estado contra el liberalismo colonialista y explotador; b) El equilibrio de los Estados del Plata; c) La marca hispánica contra las usurpaciones portuguesas; d) La Independencia nacional y e) La integridad territorial del paraguay”.Dr. Fremiort Ortiz Pierpaoli
El 1 de mayo del corriente año, se ha cumplido un aniversario más de la firma del Tratado Secreto de la Triple Alianza, suscrito por los representantes de Argentina, Brasil y Uruguay, contra la República del Paraguay. Resulta importante continuar analizando el mismo, efectuando algunas nuevas consideraciones al respecto. En efecto, para determinar sus causas remotas, haciendo una mirada retrospectiva en el tiempo, forzoso es remitirnos a los acontecimientos políticos surgidos en nuestro país, después de la Revolución Libertadora del 14 y 15 de mayo de 1811, que nos liberó del yugo español.
Así, resulta importante destacar un evento cumplido antes de la declaración de guerra, como fue la mediación del Mariscal Francisco Solano López en la consecución de la paz argentina, a través del Pacto de San José de Flores, del 10 de noviembre de 1859, donde una declaración de neutralidad debía imponerse, antes que buscar la unión de la Confederación Argentina, desde el punto de vista geopolítico. El otro hecho gravitante que no surtió efecto alguno para el fin propuesto, fue la entrevista de Yataity Corá, que el Mariscal López buscó con Mitre el 12 de setiembre de 1866, al frente de sus avanzadas. Actualmente es un hecho consumado, que las bases de ese inicuo Tratado, que viola los principios más elementales del Derecho de Gente, ya era discutido años antes en el interior de la República Oriental del Uruguay, en el lugar llamado Puntas del Rosario, donde se encontraban reunidos para discutir la situación de la Banda Oriental, los delegados Saraiva, del Brasil; Rufino de Elizalde, de Argentina; Venancio Flores, de Uruguay, y el propio representante diplomático de Inglaterra, el cónsul Edward Thornton. (Genocidio Americano de Julio José Chiavenato Editorial Carlos Schauman, abril de 1989, página 118).Esta reunión culminó el 1 de mayo de 1865 en la ciudad de Buenos Aires, donde firmaron el detestable instrumento Octaviano D’Almeida Rosa, por Brasil; Rufino de Elizalde, por Argentina, y el entonces canciller uruguayo, Carlos de Castro, quienes concibieron una alianza secreta contra el Paraguay, cuyo art. 18 estipulaba que el mismo “quedará secreto hasta que el objeto principal de la Alianza se haya cumplido”. El Tratado era secreto, pero la vergüenza era pública, decían los mismos argentinos, luego que el Parlamento Inglés publicara el mismo, tras una infidencia sobre su contenido, cometida por el canciller uruguayo Carlos de Castro. Este instrumento, en su aplicación, después de terminada la guerra, fue violado en forma artera por los mismos signatarios. El Tratado expresaba, al decir del Dr. Hipólito Sánchez Quell, en su obra La Diplomacia Paraguaya de Mayo a Cerro Corá, pág. 271, de la 6ª. Edición, “Que la guerra fue hecha contra el gobierno actual y no contra el pueblo del Paraguay. Los Aliados se comprometían –dice en forma despectiva este autor– a respetar la independencia del Paraguay”. Además sostenía que “Los Aliados garantizan la integridad territorial del Paraguay”. (art. 8º. del Tratado). “Este era el rótulo candoroso que cubría el abominable documento –agregaba–. ”Pero viene el reverso donde aparece al desnudo la triple infamia –sigue diciendo el historiador compatriota, en el libro arriba citado, para agregar después que “El Paraguay –no el Mariscal López– tendrá que pagar 100 millones de pesos fuertes por los gastos y perjuicios de la guerra . Los Aliados –respetando la independencia del Paraguay –agrega– se encargan de darle un gobierno, de reglamentarle la navegación de sus ríos, de arrancarle sus fortificaciones, sus armamentos, sus parques, sus buques de guerra. Los Aliados se encargan –sin ejercer ningún protectorado– de garantizarle su independencia. Y garantizándole su integridad territorial –prosigue– Brasil le arrancará su territorio desde el río Ygurey hasta el río Ygatimí y desde el río Blanco hasta el río Apa. Y, Argentina le arrancará desde la Sierra Grande de las Misiones hasta el río Paraná y todo el Chaco, desde el río Bermejo hasta la Bahía Negra”. Precisando mejor estos despojos consumados por los aliados de la Triple Traición, el mismo autor en el libro arriba citado, al hablar de la MUTILACIÓN CONSUMADA, en la página 279, denuncia que “Aplastado el Paraguay, los Aliados se dispusieron a imponerle los arbitrarios límites preestablecidos en el Tratado Secreto...”. Así, Brasil firmó con Paraguay, en 1872, el Tratado Loizaga–Cotegipe, por el que en vez de arrancarnos desde el Ygurey hasta el Ygatimí, se les fue la mano y nos arrancó hasta la Cordillera del Mbaracayú. Esto, sin perjuicio de arrancarnos por el Norte desde el río Blanco hasta el río Apa. En total, 62.325 kilómetros cuadrados”. Por otro lado, Argentina “por el Tratado Machaín–Irigoyen de 1876 –prosigue– nos arrancó la parte del Chaco que va desde el río Bermejo hasta el Río Pilcomayo. O sea, 75.110 kilómetros cuadrados. El 3 de febrero de 1876, fueron firmados con la República Argentina los Tratados de Paz, de Límites, de Comercio y de Policía Fluvial. El art. 4º. del citado Tratado de paz disponía que “El brazo principal del Pilcomayo y Bahía Negra se considerará dividido en dos secciones, siendo la primera comprendida entre Bahía Negra y el Río Verde que se hallan entre los 23º. 10 m de latitud Sur, según el mapa de Mouchez; y la segunda comprendida entre el mismo río Verde y el brazo principal del Pilcomayo, incluyéndose en esta sección la Villa Occidental. El Gobierno argentino renuncia definitivamente a toda pretensión o derechos sobre la primera sección. La propiedad o derecho del territorio sobre la segunda sección, incluso la Villa Occidental, será sometida a la decisión de un fallo arbitral”. El art. 5º, de este Tratado resolvió que “Las Altas Partes contratantes eligieron como árbitro para resolver el dominio de la segunda sección al presidente de los Estados Unidos de América, el Sr. Rutherford B. Hayes. El 12 de noviembre de 1878 fue dictado el histórico fallo arbitral por el Presidente de los Estados Unidos, que decidió entre otras cosas “que habiendo tomado en debida consideración, las referidas exposiciones y documentos, vengo a decir por la presente que la expresada República del Paraguay tiene legal y justo título a dicho territorio, situados entre los Ríos Pilcomayo y Verde, así como a la Villa Occidental comprendida dentro de él; en consecuencia, vengo a adjudicar por la presente a la expresada República del Paraguay el territorio situado sobre la orilla occidental del río de dicho nombre, entre el río Verde y el brazo principal del Pilcomayo, incluso la Villa Occidental”. (Antonio Salum Flecha: Historia Diplomática del Paraguay. Editora Intercontinental, pág. 91 y sgtes). Volviendo al Tratado Secreto de la Triple Alianza, éste tenía previsto varias disposiciones que riñen con el derecho de gentes, como el art. 7º. que disponía: “No siendo la guerra contra el pueblo del Paraguay, sino contra su Gobierno, los Aliados podrán admitir en la Legión Paraguaya, todos los ciudadanos de esa nacionalidad que quieran concurrir a derrocar dicho Gobierno, y les prestarán todos los elementos que necesitaren, en la forma y bajo las condiciones que se acordaran”. Esta atentatoria cláusula consagrada contra toda civilización humana fue puesta en práctica y cumplida al pie de la letra por el general Uruguayo Venancio Flores, único responsable de la precipitación de las hostilidades en el Río de la Plata, al ayudar al Brasil a invadir su propio territorio. Venancio Flores, quien comandaba los ejércitos Aliados en Uruguayana, ordenó el fusilamiento de casi todos los prisioneros. Un corresponsal del diario inglés Evening Star de Londres, quien poco después de la rendición de Uruguayana, recorrió el campo de batalla escribía para su diario: “Era un espectáculo horrible, mil cuatrocientos paraguayos yacían en el campo de batalla sin haber recibido sepultura; los más de ellos tenían las manos atadas y la cabeza destroncada. Los prisioneros después de desarmados habían sido degollados y abandonados en el campo de batalla”. (J. A. Cova, Solano López y la Epopeya del Paraguay, página 140). Asimismo, “después de Uruguayana, adoptó un nuevo sistema de guerra: incorporó a sus filas a los prisioneros paraguayos, obligándolos a combatir contra su propia patria. Un hecho verdaderamente sin precedentes en las guerras internacionales. Fue el propio Flores quien comunicaba este hecho al general Mitre: Los Batallones Orientales –decíale– han sufrido grandes bajas, y estoy resuelto a reemplazarlos con prisioneros paraguayos...”. Y, desde Uruguayana, el mismo Mitre escribió al vicepresidente de Argentina, Marcos Paz, que “el general Flores ha adoptado como sistema incorporar a sus filas todos los prisioneros, y después de recargar su batallón con ellos, ha organizado uno nuevo de 500 plazas, con puros paraguayos...”. (Obra arriba citada, página 141). Pero, éste déspota, traidor a la causa americanista, degollador de prisioneros paraguayos, pronto pagó caro con su vida todos los desmanes cometidos en la Batalla de Uruguayana. En efecto, fue asesinado en las calles de Montevideo por sus propios compatriotas. Así, el 19 de febrero de 1868, después de pasar días turbulentos y de intenso drama familiar, ”fue objeto de un intenso tiroteo por un grupo de siete u ocho personas emponchadas y de rostros casi cubiertos por grandes sombreros”. Luego fue acuchillado en el carruaje en que viajaba . Flores cayó sobre la vereda, y murió en brazos de un sacerdote francés de nombre Subervielle, que pasaba accidentalmente por la calle Mercedes. El cadáver, según el certificado médico, presentaba en total ocho heridas en la cabeza, en el tórax, en la región bronquio external, en el cuello y en la región cervical”. (Venancio Flores, Caudillo Trágico, de Washington Lockhart, Colección Historia Uruguaya. Los Hombres, página 98, Ediciones La República de la Banda Oriental). EL PACTO DE SAN JOSE DE FLORES La República Argentina, el último país entre los aliados que reconoció nuestra independencia, debía gratitud al Mariscal Francisco Solano López, y en particular el general Bartolomé Mitre que fue el beneficiado personal con la actuación del mediador paraguayo, por haber sido el factor de la unidad nacional de la Confederación Argentina y pacificador de la misma. Porque, en esta labor, el Mariscal desarrolló un excelente e inteligente trabajo de mediación entre Mitre y Urquiza. En esa época la Argentina se encontraba dividida. Por una parte, Buenos Aires, con el general Mitre como caudillo. De la otra, el general Urquiza, líder de la Confederación, fijando la ciudad de Paraná como capital provisional. Corría el año 1859 y el Paraguay constituía una de las naciones más prósperas y adelantadas de esta parte del continente. La anarquía reinante en la República Argentina estaba en su punto culminante. El general Urquiza resolvió ponerse en campaña al frente de un poderoso ejército y marchó sobre Buenos aires, provincia que desde siete años atrás se encontraba en rebeldía. Así, al primer ataque del ejército de Urquiza, Mitre fue derrotado con su ejercito porteño en la Batalla de Cepeda, de la que escapó al galope y llegó nuevamente a Buenos Aires. Los políticos porteños cambiaron repentinamente de actitud y se mostraron dispuestos a tratar con los representantes de Urquiza, mediante la gestión del Mariscal López. (Política Exterior del Paraguay, Antonio Salum Flecha. Editora Intercontinental, año 2006, páginas 154 y sgtes.) Así fue cómo Solano López, después de vencer innúmeras dificultades y obstáculos de toda clase, logró hacer firmar entre los beligerantes EL PACTO DE SAN JOSE DE FLORES, en 1859, “por el que Buenos Aires se declaraba parte integrante de la Confederación Argentina”. En señal de agradecimiento, se le ofrendó un álbum con autógrafos con las firmas de los más prominentes ciudadanos argentinos. El mismo llevaba una dedicatoria. Abría las hermosas páginas de dicho álbum, la firma del general don Bartolomé Mitre”. (Libro arriba citado, páginas 111 y sgtes.). Sobre este pacto, compartimos la idea de don Juan E. O´Leary, cuando sostenía que “...en tal ocasión, el Paraguay pudo y quizás debió aprovechar la anarquía argentina para asegurar su porvenir, porque Buenos Aires representaba una amenaza permanente para su existencia, por lo que su preponderancia posible no podía ser mirada con indiferencia por el Paraguay. Y, en rigor, la misma Confederación no era una garantía para nuestro porvenir, y no debía interesarnos la solución de sus problemas políticos de índole nacional, ni la unificación y constitución definitiva que perseguía. Por tanto, su política exterior debió ser de absoluta neutralidad, más aún, de abstención completa, en la querella de los argentinos, cuyo debilitamiento nos convenía”. (obra arriba citada, página 112). LA ENTREVISTA DE YATAITY CORA. INGRATITUD DE MITRE El 11 de setiembre de 1866, el Mariscal López solicitó al general Mitre una entrevista personal en sus respectivas líneas. El mismo día, Mitre respondió al Mariscal, concediendo la entrevista propuesta, para el 12 de setiembre del mismo año, a las 9 de la mañana, al frente de sus respectivas avanzadas, en el paso de Yataity Corá. El mariscal López había solicitado esa Conferencia para hallar la fórmula de una paz negociada, decorosa y digna para su país. Todavía había tiempo para rectificar el error de la guerra. Si, en efecto, se sentía culpable, buscó a tiempo las fórmulas de una conciliación. El Mariscal López –dice el general Francisco Isidoro Resquín, en el libro del Dr. Hipólito Sánchez Quell La Diplomacia Paraguaya de Mayo a Cerro Corá, página 275, año 1981– manifestó que se hallaba resuelto a renunciar a la Presidencia del Gobierno del Paraguay, saliendo del país, como garantía de paz, a cambio de que ellos renunciasen al Tratado Secreto de la Triple Alianza. Agrega que mientras Mitre aceptó la primera proposición, negándose a la anulación del mencionado Tratado”. No era la presencia física de López en el Gobierno, decía José María Rosa, el inconveniente para la paz. El Mariscal había ido en Yataity Corá con su renuncia en el bolsillo. No quería ser un obstáculo para el fin de la tragedia. Pero, eso sí, exigía como única condición, que el inicuo Tratado de la Triple alianza no se cumpliere, y que el Paraguay no se encontrase dividido entre sus vencedores. CAUSAS REMOTAS DE LA GUERRAComo Afirma el Dr. Hipólito Sánchez Quell, en su libro arriba citado, página 11 y sgtes. “El hecho más trascendental de la historia paraguaya es la Revolución de la Independencia, iniciada en la noche del 14 de mayo de 1811, con el pronunciamiento del capitán Pedro Juan Caballero y ardorosamente apoyada en el amanecer del 15, por la masa popular. Con ella, púsose fin a la dominación española en el Paraguay. No obstante, el Gobierno constituido a partir de ese suceso fue de transacción y de transición. En efecto, lo integraban nativos y peninsulares, y su mandato era precario, pues un Congreso General organizaría el Gobierno definitivo”. El Bando lanzado por el Gobierno provisorio el 12 de mayo –a dos días escasos de la Revolución– despejó ya, sin embargo, la atmósfera política al declarar que el Movimiento no tenía por objeto “Entregar o dejar esta Provincia al mando, autoridad o disposición de la de Buenos aires, ni de otra y mucho menos el sujetarla a ninguna potencia extraña”. Esto denunciaba ya su orientación francamente nacionalista. Con la remoción absoluta de Velazco, producida el 9 de junio, como resultado de su convivencia con los portugueses para retomar el poder, quedaba consumada la etapa inicial de la gesta revolucionaria”. En consecuencia, el Gobierno provisorio convocó a un Congreso General que se reunió el 17 de junio de 1811. Asistieron como congresales los principales vecinos de Asunción y diputados de las villas y poblaciones del interior. En la ocasión se creó la Junta Superior Gubernativa, surgiendo de ese modo el primer Gobierno Nacional. Dicha Junta quedó constituida por: Presidente: teniente coronel Fulgencio Yegros. Vocales: Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia, capitán Pedro Juan Caballero, presbítero Dr. Francisco Javier Bogarín y don Fernando de la Mora. De este modo, tenemos que quierase o no, el teniente coronel Fulgencio Yegros, fue el Primer Presidente que tuvo la República del Paraguay. La Junta así integrada, como una de sus primeras medidas de gobierno, resolvió enviar a la Junta de Buenos Aires, presidida por el coronel Cornelio Saavedra, la histórica Nota del 20 de junio de 1811. Esta nota era de trascendental importancia porque señalaba ya el derrotero que seguiría en adelante el Paraguay, en sus relaciones con las provincias que habían integrado el extinguido Virreinato del Río de la Plata. La diplomacia de la revolución se apoyaba en la firme resolución de conservar la independencia. Uno de los párrafos de la citada Nota, en forma categórica, expresaba, que “Se engañaría cualquiera que llegase a imaginar que su intención había sido entregarse al arbitrio ajeno, y hacer dependiente su suerte de otra voluntad. En tal caso, nada más habría adelantado, ni reportado otro fruto de su sacrificio, que el cambiar una cadena de otra y mudar de amos”. (obra arriba citada, página 14). Además, con el objeto de perpetuar el recuerdo de la gloriosa Revolución de Mayo, la Junta del Paraguay estableció, por decreto del 22 de abril de 1811, “que el 15 de mayo es día de nuestra nativa libertad, y los festejos sean de tabla y gala, ahora y siempre. (ídem libro mencionado, página 23). Luego fue convocado un nuevo Congreso General, llevado a cabo el 12 de octubre de 1813, reunido en el Convento de la Merced y presidido por el capitán Pedro Juan Caballero, cuyas importantes resoluciones de carácter político fueron la Proclamación definitiva de la Independencia Nacional, el cambio de nombre de “Provincia del Paraguay” por el de “República del Paraguay”. Al mismo tiempo se adoptó la bandera y los escudos nacionales, la ruptura de la Alianza con Buenos Aires y la creación de una nueva forma de Gobierno: el Consulado. Fueron designados Cónsules el teniente coronel Fulgencio Yegros y el Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia. El primer objetivo de las funciones de los Cónsules fueron la conservación, la seguridad y la defensa de la República, es decir, la preservación de la independencia nacional. En el ámbito internacional, el Consulado debió encarar un tema bastante delicado. Pues el general José Gervasio Artigas, patriota uruguayo, había pedido la colaboración del Paraguay, para proseguir su lucha contra Buenos Aires, idea que tenía ambiente entre los paraguayos. El sueño del patriarca oriental era constituir una federación formada por el Paraguay, Misiones, Corrientes, Entre Ríos y Uruguay, y aún Río Grande Do Sul, para combatir a los portugueses por un lado, y a los porteños por el otro. La Junta contestó a Artigas en julio de 1813, en forma cortés que desechaba el proyecto artiguista de Federación. Estos errores geopolíticos de nuestros primeros gobernantes, que de aceptar la Federación artiguista, hubieran deparado múltiples ventajas y beneficios a nuestro naciente país, porque como dice el Dr. Sánchez Quell, en su obra arriba citada en la página 36, que “en cuanto a la Federación propuesta por Artigas, no hubiera sido imposible realizarla, pues en esos momentos iniciales, no todas las nacionalidades estaban bien estructuradas, ni tenían sus fronteras bien definidas. Por otra parte, el proyecto ofrecía sin duda, de que el Paraguay se convierta de nuevo en país con costa marítima. Pero los hombres de mayo guiado quizás por el amor a la paz, prefirieron desecharlo, porque al tratar de llevarlo a la práctica habría acarreado necesariamente la guerra con Buenos Aires”. El 1º. de octubre de 1814, bajo la presidencia del Dr. Francia, en el Convento de San Francisco, se reunió el Tercer Congreso Nacional. En este Congreso, los representantes resolvieron designar a Francia con el título de “Dictador Supremo de la República del Paraguay”, por el término de 5 años. El 1º. de junio de 1816, se reunió en la Catedral de Asunción, el Cuarto Congreso General, con la presencia de 150 diputados, cuya única finalidad fue la proclamación del Dr. Francia, con el título de Dictador Perpetuo de la República del Paraguay. Después del fallecimiento del Dr. Francia, ocurrido en 1840, se reunió el Congreso General el 12 de marzo de 1841, ocasión en que se restableció como forma de Gobierno el Consulado, integrado por don Carlos Antonio López y Mariano Roque Alonso, adoptándose como prioridad del Consulado la independencia y seguridad de la República. Desde su advenimiento al poder, don Carlos Antonio López reanudó la vida de relación en el concierto de las naciones libres del mundo, contra el espíritu francista de aislar al país, tanto en lo económico como en lo cultural”. Por el Congreso General Extraordinario, del 25 de noviembre de 1842, se ratificó la independencia de la República del Paraguay “...tanto de la metrópoli española para siempre y también del mismo modo se separó de hecho de todo poder extranjero, queriendo desde entonces con voto uniforme pertenecer a sí misma...”, declarando en el art. 1º. que “La República del Paraguay es para siempre de hecho y de derecho una nación libre e independiente de todo poder extraño”. Asimismo, este Congreso ratificó los colores de la bandera nacional y el escudo, en la forma habitual preestablecida. Posteriormente, por el Congreso General del 13 de marzo de 1844, se aprobó la nueva Constitución y don Carlos Antonio López fue proclamado Presidente de la República del Paraguay, en virtud de la llamada “Ley que Establece la Administración Política de la República del Paraguay”. Aquí, por primera vez en nuestro país fue decretada la división de los tres poderes del Estado. (ídem obra, página 105 y sgtes). Así, estando por llegar a término, el primer decenio presidencial de don Carlos Antonio López, se dispuso la convocatoria de un nuevo Congreso Nacional, cuyas deliberaciones comenzaron el 14 de marzo de 1854. En la ocasión el Presidente López, dio a conocer su mensaje, que fue considerado el documento más notable de cuantos salieron de su pluma en el transcurso de su actuación política. (libro arriba citado, páginas 133-138). Durante la tercera presidencia de don Carlos Antonio López un Congreso, reunido en noviembre de 1865, aprobó algunas reformas a la Constitución de 1844. En consecuencia, podemos concluir que, de los distintos Congresos Nacionales reunidos desde 1811 y de los demás convocados, el objetivo principal de los mismos, entre las prioridades señaladas se encontraba en primer lugar la preservación y el reconocimiento de la Independencia nacional, que los distintos gobiernos de la Argentina fueron reacios en reconocerla, y por el contrario, han tratado siempre de anexar a Paraguay so pretexto de la reconstrucción el antiguo Virreinato del Río de la Plata , en cuyo caso el Paraguay pasaría a depender nuevamente de la Junta de Buenos Aires, y en menor intensidad por el Imperio del Brasil. Estos nunca consiguieron torcer el derrotero nacionalista de la Revolución de Mayo. Por eso creemos, con el Dr. Hipólito Sánchez Quell, que en su libro tantas veces citados en este comentario, sostenía que “podemos afirmar categóricamente que el Mariscal Francisco Solano López defendió con su vida los siguientes principios: a) El Socialismo de Estado contra el liberalismo colonialista y explotador; b) El equilibrio de los Estados del Plata; c) La marca hispánica contra las usurpaciones portuguesas; d) La Independencia nacional y e) La integridad territorial del paraguay”.Dr. Fremiort Ortiz Pierpaoli
PUERTO CASADO - ANGELES CUSTODIOS
Queridos amigos:
Hoy quisiera compartir con Ustedes un pequeño homenaje a Puerto Casado, mas bien quisiera combatir el olvido y la indiferencia de nuestras autoridades y de la población en general de que “LA LUCHA CONTINÚA”.
Hoy no es un día especial de recordación, pero es un día como tantos donde la injusticia se enseñorea a lo largo y lo ancho de nuestro querido Paraguay.
Quisiera tambien para los que ignoran la historia y las luchas incansables del norte paraguayo por la soberanía de nuestro país, tengan en cuenta que no es un atropello a la propiedad privada(como algunos medios de comunicación quieren pintar la lucha Casadeña), sino punto de reflexión de que la dignidad de las generaciones de miles de seres que han sido pisoteados en su derecho a la Libertad, es simbolo de valentía y patriotismo. No es una oposición al progreso ni al trabajo, todo lo contrario, es la rebelión al esclavismo, a la dependencia de seres malvados que con su careta de inversionistas ya no engañan a nadie hoy día, y son mas bien invasionistas sin ningún escrupulo. Y lo peor de todo, con la complicidad de ministros encargados de administrar justicia, senadores y diputados nacionales traidores a la causa popular, y que no creen en la capacidad de desarrollo de su propio pueblo. Porque en sus programas nunca contemplaron el progreso del país, sino tan solo el lucro personal en detrimento de la propia soberanía Paraguaya durante la obstentación de poder(autoritarismo) a que nos tienen acostumbrados.
Puerto Casado es un ejemplo de todas las traiciones que se han cometido contra el pueblo paraguayo, y bueno sería urgar en la historia y en los documentos juridicos si verdaderamente(incluso), y legalmente haya pertenecido a Carlos Casado. Y si asi fuere, si han cumplido con sus deberes fiscales, asi como la “legalidad” del traspaso a la empresa Victoria S.A(Secta Moon), que de ningún modo justificaría la inclusión en el paquete la población abandonada a su suerte.
Puerto Casado vive gracias a la valentía de su gente, a los Chaqueños blancos e indígenas y amigos solidarios del país y del mundo que decidieron y preferirían “MORIR DE PIE A VIVIR ARRODILLADOS” ante los intereses foráneos.
PUERTO CASADO
(Angeles Custodios)
Letra : Rubén Domínguez Alvarenga
Neuchâtel-Suiza 8-junio-2008
Puerto Casado tu significas la, resistencia,
Perseverancia , dignidad , amor a la tierra
Gente que lucha por mas de un siglo para que vuelva
La soberana , la mas legítima de nuestra herencia.
En ti se forjan los episodios mas importantes,
De nuestra historia eres el simbolo de valentia
Que aun hoy día va perdurando como utopía
Por ver la patria al fin ya libre de bandeirantes.
Hoy nuevamente en este siglo como en antaño
La traicionera mano del oro busca en tu seno
Comprar la lucha, las voluntades y tus recelos
Y los de turno que sin escrúpulos te hacen daño.
Puerto Casado ,de las cenizas cual Ave Fénix
Hoy renacido emprendes vuelo de la esperanza
Porque ya se oyen como clarines en lontananza
Días de júbilo, que la justicia al fin te alcanza.!
Hoy quisiera compartir con Ustedes un pequeño homenaje a Puerto Casado, mas bien quisiera combatir el olvido y la indiferencia de nuestras autoridades y de la población en general de que “LA LUCHA CONTINÚA”.
Hoy no es un día especial de recordación, pero es un día como tantos donde la injusticia se enseñorea a lo largo y lo ancho de nuestro querido Paraguay.
Quisiera tambien para los que ignoran la historia y las luchas incansables del norte paraguayo por la soberanía de nuestro país, tengan en cuenta que no es un atropello a la propiedad privada(como algunos medios de comunicación quieren pintar la lucha Casadeña), sino punto de reflexión de que la dignidad de las generaciones de miles de seres que han sido pisoteados en su derecho a la Libertad, es simbolo de valentía y patriotismo. No es una oposición al progreso ni al trabajo, todo lo contrario, es la rebelión al esclavismo, a la dependencia de seres malvados que con su careta de inversionistas ya no engañan a nadie hoy día, y son mas bien invasionistas sin ningún escrupulo. Y lo peor de todo, con la complicidad de ministros encargados de administrar justicia, senadores y diputados nacionales traidores a la causa popular, y que no creen en la capacidad de desarrollo de su propio pueblo. Porque en sus programas nunca contemplaron el progreso del país, sino tan solo el lucro personal en detrimento de la propia soberanía Paraguaya durante la obstentación de poder(autoritarismo) a que nos tienen acostumbrados.
Puerto Casado es un ejemplo de todas las traiciones que se han cometido contra el pueblo paraguayo, y bueno sería urgar en la historia y en los documentos juridicos si verdaderamente(incluso), y legalmente haya pertenecido a Carlos Casado. Y si asi fuere, si han cumplido con sus deberes fiscales, asi como la “legalidad” del traspaso a la empresa Victoria S.A(Secta Moon), que de ningún modo justificaría la inclusión en el paquete la población abandonada a su suerte.
Puerto Casado vive gracias a la valentía de su gente, a los Chaqueños blancos e indígenas y amigos solidarios del país y del mundo que decidieron y preferirían “MORIR DE PIE A VIVIR ARRODILLADOS” ante los intereses foráneos.
PUERTO CASADO
(Angeles Custodios)
Letra : Rubén Domínguez Alvarenga
Neuchâtel-Suiza 8-junio-2008
Puerto Casado tu significas la, resistencia,
Perseverancia , dignidad , amor a la tierra
Gente que lucha por mas de un siglo para que vuelva
La soberana , la mas legítima de nuestra herencia.
En ti se forjan los episodios mas importantes,
De nuestra historia eres el simbolo de valentia
Que aun hoy día va perdurando como utopía
Por ver la patria al fin ya libre de bandeirantes.
Hoy nuevamente en este siglo como en antaño
La traicionera mano del oro busca en tu seno
Comprar la lucha, las voluntades y tus recelos
Y los de turno que sin escrúpulos te hacen daño.
Puerto Casado ,de las cenizas cual Ave Fénix
Hoy renacido emprendes vuelo de la esperanza
Porque ya se oyen como clarines en lontananza
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